sábado, 8 de mayo de 2010

Haciendo el dedo.


Año 1998. 21 de febrero, 17.00 horas. Sábado. Algún lugar de sureste de Polonia. Un día triste y gris, no muy frío para esta epoca del año, unos 10-12ºC. Eso sí - un día triste, pero yo alegre, emocionado, atontado y sin pensar a donde me llevará mi aventura. Vestido de un chanádal blanco y rojo de Toyota Motor Poland que gané en un concurso en la TV Rzeszow y con ganas de conquistar el mundo - o por lo menos Europa. Me despedi de mi madre, de mi hermana, pero no de mi padre. Es que no me gusta que me griten - así que a tomar por el culo - sayonara papá... ( A veces y después de tantos años me pongo en el lugar de mis padres y madre mía - tengo miedo de tener hijos, me sale un cabrón como yo mismo y no se que haría...)

Tres horas después pasando por Parkosz, Pilzno donde vive mi familia materna estuve solo a 30 km de mi casa - qué mal empezamossss... llega la noche y bajan las temperaturas. El momento crítico llega a las 12 de la noche, estoy en un oscuro arcén de la Nacional 40, tiritando de frío, con mi mochila grande y roja de única compañera y afilando los oídos para ver si se acerca algún coche. Mucho tráfico local y muy pocos camiones.. 45 minutos despés me dije que no puedo más, estoy congelado, no pasan coches, hay que volver a casa abatido y pedir perdón a mis padres. Pero ese no era el plan, ademas mi jodido orgullo de aries no me permite volver a casa... Dije en voz alta que si hasta la 01.00 no consigo parar ni un coche, paso al otro lado de la carretera y vuelvo a casa. Es triste... Pero llega un milagro a las 00.59, se para un Jeep Grand Cheeroke, el hombre se ofrece a llevarme a Katowice, abro el portón trasero para guardar mi amiga roja y grande, veo unas botas de montar caballo llenas de barro, mierda y no se que más y pienso - ese es un personaje - por lo menos el viaje será más ameno. Y así fué. Resulta que el buen hombre que se paró era un empresario de Katowice, que cada fin de semana se va a Bieszczady a caminar por las montañas, montar caballo etc. Para los que no saben que son los Bieszczady - son unas montañas en sureste de Polonia, verdes y salvajes, algunos dicen que el sitio más salvaje de Polonia, no tienen mucha población, pero muchos osos, lobos etc. El simpático hombre que no me acuerdo de su nombre me contó sus historias y las de sus caballos y yo le conté la mía. Bueno no lo dije toda la verdad - hay que reconocerlo, le dije que decidi dejar todo por una apuesta con los colegas... El resto de viaje el pobre hombre intentaba convencerme de que hay que volver a casa, que mis padres están sufriendo etc. Pero como vio que sus casi ruegos no hacen efecto, al llegar a Katowice coge su cartera, saca 20 zlotys y dice - toma - por lo menos llama a tu madre porque sé que esta preocupada. A mí no me gusta que me regalen dinero pero el hombre insistía así que lo cogí le dí las gracias y me quede solo en una gasolinera de Aral en la entrada de Katowice. Con los 20 zlotys que me dio el hombre compré un pan, una botella grande de Sprite y una bolsa grande de patatas fritas . Alá! ;) La noche me la pasé hablando con 2 guapas empleadas de la gasolinera y esperando a que aparezca el dueño de un único camión aparcado en la estación de servicio.

Continuará....

2 comentarios:

  1. muy interesante.... por favor que continue!! me he enganchado a esta historia.

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  2. Un poquito de por favor! ¿No entras en tu blog? Estamos a la puerta esperando, haciendo cola para leer la segunda entrega y tú sin aparecer...

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